Aromas del Sur



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Palacio Ugarte Barrientos

06.05.2013 17:22

En la Málaga del S. XVIII el mar aún llegaba a las inmediaciones de lo que hoy es la calle “Puerta del Mar”, es más, la actual Alameda se diseña en ese siglo sobre el gran espacio de arenales que había producido la retirada del mismo. Una vez demolida la “Puerta del Mar” con sus torres y su muralla, la zona adquiere gran interés urbanístico y van apareciendo los edificios que definirán la arquitectura de la zona. Se levantan dos manzanas de casas que conformaron lo que hoy es la calle Panaderos y se marcó la alineación de las aceras de la calle Atarazanas.

En este marco es donde, aproximadamente en 1776, la familia Ugarte-Barrientos manda construir una casa palaciega de dos plantas con tres fachadas, la principal dando a la calle Puerta del Mar y las otras dos a la Alameda y a la calle Panaderos.

En el edificio que se construye, sobresale una monumental portada de piedra enmarcada por dos medias columnas de fustes estriados y capiteles dóricos que aguantan un entablamento (arquitrabe, friso con el escudo heráldico de la familia Ugarte-Barrientos en el centro del dintel y cornisa saliente) que soporta una elegante balconada, presentando todo el edificio una armoniosa distribución de ventanas resaltadas por sus correspondientes balcones de artísticos herrajes. Urbanísticamente y con respecto a su altura, la construcción se acoplaba perfectamente al resto de edificaciones de la zona de las que hoy sólo se conservan este palacio y el edificio ocupado por la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía.

Interiormente, la estancia más llamativa es su magnífico patio al cual se accede a través de un hall de entrada que da acceso a las plantas superiores por medio de una escalera con peldaños de mármol, la cual que se divide en dos en su segundo tramo de subida para volver a unirse en el siguiente. En el patio destacan como elementos más significativos las doce columnas de mármol que enmarcan su planta cuadrada y el lucernario que lo remata y lo protege de la intemperie, originalmente había una pequeña fuente en el centro del mismo que desapareció debido a las múltiples reformas interiores a las que fue sometido a lo largo del tiempo. Una característica a destacar es la gran altura de los techos de sus habitaciones (cuatro metros y medio en la primera planta), altura que decrece en la planta superior.

Desde su construcción y durante muchos años fue la residencia de la familia Ugarte-Barrientos y en ella pasó su infancia Dª Josefa María de Ugarte–Barrientos y Casaux escritora y poetisa malagueña con cuya obra “El Cautivo” fue inaugurado el Teatro Cervantes de nuestra capital.

Tras ser el domicilio de la familia Ugarte-Barrientos desde 1.776, el Palacio en 1.865, fue adquirido por a D. Antonio María Álvarez Net, conocido hombre de negocios de la época, gran impulsor del ensanche urbanístico de la ciudad y presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, con el fin de convertirlo en hotel de lujo para que diera un servicio del que carecía la Málaga cosmopolita de la época.

El encargado de diseñar la transformación del palacio, fue D. Jerónimo Cuervo González, arquitecto que cuenta con obras como el diseño del Teatro Cervantes, la reforma del Convento de Santa Ana del Císter e innumerables actuaciones urbanísticas a lo largo de la ciudad, teniendo su obra un representación muy activa en la configuración de lo que hoy es el centro histórico de Málaga.

Una vez terminada la remodelación, entre finales del S. XIX y principios del S. XX, se instaló el Grand Hotel du Roma (conocido en la ciudad como Hotel Roma) que estuvo en funcionamiento hasta el año 1907 donde, como muchos de los edificios del centro histórico, sufrió los efectos de las inundaciones que se produjeron en Málaga el 23 de septiembre de ese año por el desbordamiento del río Guadalmedina, la famosa “riá”.

Posteriormente a los acontecimientos de 1907, el edificio fue alquilado a la Sociedad Franco-Española de Grandes Hoteles, pasando a engrosar la lista de hoteles que esta compañía tenía en nuestro país y cambiando su nombre, por el de Hotel Regina, adaptando el interior de sus instalaciones acorde a un hotel de lujo, ya que la ciudad no contaba con ninguno en esa época, incluso se convierte en uno de los primeros edificios de la ciudad en contar con ascensor.

El Hotel Regina se convierte desde entonces en el preferido de la burguesía malagueña de principios del S. XX y en su magnífico patio y salones se celebraban innumerables tertulias, veladas literarias, artísticas y políticas. Durante la época que se reseña fue el lugar de referencia para hospedar o agasajar a “alto nivel” a cualquier ilustre viajero que viniese de visita a la ciudad.

Entre los huéspedes ilustres que albergó el Hotel Regina, a principios de los años veinte del siglo pasado e invitado por un viejo amigo de su familia que pasaba los inviernos en la ciudad y se hospedaba en el hotel; cabe destacar la presencia de Gerald Brenan, que por entonces era un joven escritor británico que estaba realizando alguno de sus viajes por las Alpujarras granadinas y volvía a Málaga a descansar.

La actividad del Hotel Regina entra en declive como consecuencia de la inauguración de otro establecimiento hotelero de lujo en la ciudad, el Hotel Príncipe de Asturias (posteriormente Hotel Miramar), y cesó definitivamente coincidiendo con la Guerra Civil Española.

El fin de la Guerra Civil marca el inicio de otra nueva etapa en la vida del edificio. La familia Álvarez, propietaria del mismo, realiza una nueva adaptación de la estructura interior con el fin de adecuarlo a la nueva actividad que va a albergar, el alquiler de despachos y oficinas.

De esta forma en la década de los años cuarenta del S. XX se instala en el edificio la sede de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, organismo que tramitaba en Málaga las célebres cartillas de racionamiento con las que la población de la ciudad se abastecía de los productos de primera necesidad. Sus oficinas ocupaban la primera planta conviviendo con otros despachos de todo tipo, situados en las plantas superiores.

La actividad de alquiler de oficinas y despachos, desemboca en un proceso que lleva a los propietarios a acondicionar habitaciones para alquilarlas y destinarlas a viviendas, por lo que desde el año 1955 se fue observando como se producía, poco a poco, un profundo deterioro que dañó la estructura interior del edificio ante la ausencia total de mantenimiento en las instalaciones del mismo. Este deterioro tiene su culminación con división del patio interior por medio de separaciones de obra a modo de pequeños quioscos que se alquilan para actividades comerciales diversas.

El Palacio fue adquirido por D. Francisco Porras Fontiveros, finalizando las obras de rehabilitación en diciembre de 1.986. Se logró así, recuperar para la ciudad de Málaga un edificio emblemático que hoy día sigue causando admiración por su excepcional belleza arquitectónica.

 

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